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21 de marzo de 2016


Lecturas y Evangelio del Día

LUNES SANTO



ANTIFONA DE ENTRADA     Cfr. Sal 34, 1-2; Sal 139, 8
Juzga, Señor, a los que me hacen daño, ataca a los que me atacan, toma las armas y el escudo, levántate y ven en mi ayuda. Señor, mi fuerza de salvación.

ORACIÓN COLECTA
Te rogamos, Dios todopoderoso, que quienes desfallecemos a causa de nuestra debilidad, nos recuperemos gracias a la pasión de tu Unigénito. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA
No gritará ni hará oír su voz en las plazas.
Del libro del profeta Isaías 42, 1-7
Miren a mi siervo, a quien sostengo, a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En Él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea. Proclamará la justicia con firmeza, no titubeará ni se doblegará, hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza.
Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y lo extendió, el que dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota; el que dio el aliento a la gente que habita la tierra y la respiración a cuanto se mueve en ella: "Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de la mano; te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas".
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 26, 1,2.3.13.14
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar? R.

Cuando me asaltan los malvados para devorarme,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen. R.

Aunque se lance contra mí un ejército,
no temerá mi corazón;
aun cuando hagan la guerra contra mí,
tendré plena confianza en el Señor. R.

La bondad del Señor
espero ver en esta misma vida.
Ármate de valor y fortaleza
y en el Señor confía. R.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro, sólo tú has tenido compasión de nuestras faltas.

EVANGELIO
Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura.
Del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Martha servía y Lázaro era uno de los que estaban con Él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.
Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: "¿por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?" Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.
Entonces dijo Jesús: "Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán". Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.
Palabra del Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor, los sagrados misterios que estamos celebrando y ya que en tu misericordia dispusiste que nos sirvieran para desechar nuestros falsos criterios, concédenos que nos ayuden a producir verdaderos frutos de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTIFONA DE LA COMUNIÓN     Cfr. Sal 101,3
No apartes tu rostro de mí. En el día de mi tribulación, inclina a mí tu oído, y, siempre que te invoque, respóndeme enseguida.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Visita, Señor, a tu pueblo y protege con tu constante amor a quienes has santificado por estos misterios, para que recibamos de tu misericordia y conservemos con tu protección, los auxilios para nuestra salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Dios y Padre nuestro, que tu protección socorra a los humildes y asista continuamente a quienes confían en tu misericordia, para que se preparen a celebrar las fiestas pascuales no sólo con acciones corporales, sino sobre todo con pureza de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.



COMENTARIO

BEATO JOHN HENRY NEWMAN (1801-1890), TEÓLOGO, FUNDADOR DEL ORATORIO EN INGLATERRA. SERMÓN “LAS LÁGRIMAS DE CRISTO ANTE LA TUMBA DE LÁZARO”, PPS, T. 3, N° 10

“ERA NECESARIO QUE GUARDARA ESTE PERFUME PARA EL DÍA DE MI SEPULTURA”

“Cuando Jesús llegó, Lázaro ya llevaba enterrado cuatro días… entonces Jesús lloró” (Jn 11,17.35). ¿Porqué lloró el Señor ante la tumba de Lázaro?... Lloró por compasión, por el duelo de los otros…; vió el desamparo de la gente… Por desgracia, otros pensamientos también provocaron sus lágrimas. ¿Cómo se pudo producir este hecho prodigioso en favor de estas hermanas? A coste propio… Cristo iba a devolverles la vida a los muertos no su propia muerte. Sus discípulos habían intentado disuadirlo de volver aJudea, por temor a que lo mataran (Jn 11,8); su temor se hizo realidad. Fue para resucitar a Lázaro, y la fama de este milagro fue la causa inmediata de su detención y de su crucifixión (Jn 11,53).

Él sabía todo esto de antemano…: vio la resurrección de Lázaro, la comida en casa de Marta, Lázaro en la mesa, la alegría por todas partes, María que lo honraba durante esta comida de fiesta derramando un perfume de gran precio sobre sus pies, numerosos judíos que venían no sólo para verlo a él sino también para ver a Lázaro, su entrada triunfal en Jerusalén, la muchedumbre que gritaba "Hosanna", la gente que testimoniaba la resurrección de Lázaro, griegos venidos a adorar a Dios durante la Pascua que querían a toda costa verlo, los niños que participaban en la alegría general - y luego los fariseos que conspiraban contra él, Judas que le traicionaba, sus amigos que le abandonaban, y la cruz que le recibía …

Presentía que Lázaro volvía a la vida a causa de su propio sacrificio, que Él descendía a la tumba que Lázaro dejaba vacía, que Lázaro iba a vivir y Él a morir. Las apariencias iban a ser derribadas: celebraríamos la fiesta en casa de Marta pero la última pascua de la amargura únicamente sería la suya. Y sabía que aceptaba esta muerte voluntariamente; había descendido del seno de su Padre para expiar con su sangre los pecados de todos los hombres y resucitar así de la tumba a todos los creyentes.






COMENTARIO

ORÍGENES (V. 185-253), SACERDOTE Y TEÓLOGO. COMENTARIO AL CANTAR DE LOS CANTARES, II- 1,12; SC 375 (TRAD. EDITORIAL CIUDAD NUEVA, BIBLIOTECA PATRÍSTICA)

«LA CASA SE LLENÓ DEL OLOR DEL PERFUME»

Parece como si la esposa dijera :"Mi nardo, con el que ungí a mi esposo, al retornar hacia mí, me trajo el olor del esposo, y como si su propio olor natural quedase superado por la fragancia del esposo, me trajo esta misma fragancia.»

Representemos aquí a la esposa-Iglesia en la persona de María, de la que oportunamente se dice que trae consigo una libra de perfumes de nardo puro muy caro, unge los pies de Jesús y los enjuga con sus propios cabellos, y así gracias a su cabellera, recibe y recupera para sí el perfume, impregnado ahora de la calidad y virtud del cuerpo de Jesús.

Y toda la casa, añade, se llenó del olor del perfume. Esto indica ciertamente que el olor de la doctrina que procede de Cristo y la fragancia del Espíritu Santo llenaron toda la casa de este mundo y la casa de toda la Iglesia.

O bien, cuando menos llenaron toda la casa del alma que tomó parte en el olor de Cristo ofreciendo primero el don de su fe, como perfume de nardo, y luego recibiendo por esto la gracia del Espíritu santo y la fragancia de la doctrina espiritual... y por eso mismo puede decir: «Somos buen olor de Cristo para Dios»(2Co 2,15). Y como quiera que este perfume estaba lleno de fe y de preciosos sentimientos, por eso Jesús atestiguó a su favor diciendo: «Ha hecho una buena obra conmigo»(Mc 14,6).






COMENTARIO

PAPA BENEDICTO XVI. HOMILÍA DEL 02/04/2007 CON OCASIÓN DEL SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JUAN PABLO II.

LA CASA QUEDÓ INUNDADA POR EL OLOR DEL PERFUME

El relato evangélico confiere un intenso clima pascual a nuestra meditación: la cena de Betania es preludio de la muerte de Jesús, bajo el signo de la unción que María hizo en honor del Maestro y que él aceptó en previsión de su sepultura (cf. Jn 12, 7). Pero también es anuncio de la resurrección, mediante la presencia misma del resucitado Lázaro, testimonio elocuente del poder de Cristo sobre la muerte.

Además de su profundo significado pascual, la narración de la cena de Betania encierra una emotiva resonancia, llena de afecto y devoción; una mezcla de alegría y de dolor....

Para nosotros, reunidos en oración para recordar a mi venerado predecesor, el gesto de la unción de María de Betania entraña ecos y sugerencias espirituales. Evoca el luminoso testimonio que Juan Pablo II dio de un amor a Cristo sin reservas y sin escatimar sacrificios. El «perfume» de su amor «llenó toda la casa» (Jn 12, 3), es decir, toda la Iglesia. Ciertamente, resultamos beneficiados nosotros, que estuvimos cerca de él, y por esto damos gracias a Dios, pero también pudieron gozar de él todos los que lo conocieron de lejos, porque el amor del Papa Wojtyla a Cristo era tan fuerte e intenso que rebosó, podríamos decir, a todas las regiones del mundo.

La estima, el respeto y el afecto que creyentes y no creyentes le expresaron a su muerte, ¿no son acaso un testimonio elocuente? San Agustín, comentando este pasaje del evangelio de san Juan, escribe: «La casa se llenó de perfume; es decir, el mundo se llenó de la buena fama. El buen olor es la buena fama... Por mérito de los buenos cristianos, el nombre del Señor es alabado» (In Io. evang. tr., 50, 7). Es verdad: el intenso y fecundo ministerio pastoral, y más aún el calvario de la agonía y la serena muerte de nuestro amado Papa, dieron a conocer a los hombres de nuestro tiempo que Jesucristo era de verdad su «todo».

«Y toda la casa se llenó del olor del perfume» (Jn 12, 3). Volvamos a esta anotación, tan sugestiva, del evangelista san Juan. El perfume de la fe, de la esperanza y de la caridad del Papa llenó su casa, llenó la plaza de San Pedro, llenó la Iglesia y se difundió por el mundo entero. Lo que aconteció después de su muerte fue, para quien cree, efecto de aquel «perfume» que llegó a todos, cercanos y lejanos, y los atrajo hacia un hombre que Dios había configurado progresivamente con su Cristo.

Que el Totus tuus del amado Pontífice nos estimule a seguirlo por la senda de la entrega de nosotros mismos a Cristo por intercesión de María.