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28 de enero de 2016


Lecturas y Evangelio del Día

Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia
MEMORIA


PRIMERA LECTURA
¿Quién soy yo, Señor, y qué es mi casa?
Del segundo libro de Samuel: 7, 18-19. 24-29

Cuando David se enteró por Natán de las promesas divinas, fue a ponerse delante del Señor y le dijo: "¿Quién soy yo, Señor, y qué es mi casa, para que me hayas favorecido tanto hasta el presente? Y no contento con esto, extiendes ahora tus promesas también a mis descendientes. Ciertamente, Señor, no es así como proceden los hombres.

Tú has elegido al pueblo de Israel para que sea siempre tu pueblo. Y tú, Señor, has querido ser su Dios. Ahora, Señor, manténle a tu siervo y a su casa la promesa que le has hecho y cumple tus palabras. Así tu nombre será glorificado para siempre y todos dirán: 'El Señor de los ejércitos es el Dios de Israel'.

La casa de tu siervo David permanecerá para siempre en tu presencia, pues tú, Señor de los ejércitos, Dios de Israel, eres quien le ha hecho esta revelación a tu siervo. Yo te edificaré una casa; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta súplica. Sí, Señor, tú eres Dios y tu palabra es verdadera. Tú has hecho una promesa a tu siervo David; dígnate, pues, ahora, bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre ante ti, porque tú, Señor Dios, lo has dicho, y con tu bendición, la casa de tu siervo será bendita para siempre".
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 131, 1-2 3-5. 11. 12. 13-14
R/. Dios le dará el trono de su padre David.

Señor, Dios poderoso de Jacob: 
en favor de David 
acuérdate de todos sus afanes 
y de aquel juramento que te hizo. R/. 

David juró al Señor: 
No he de entrar en la tienda donde habito 
ni he de subir al lecho en que descanso,
no habré de conceder sueño a mis ojos 
ni quietud a mis párpados, 
hasta que halle un lugar para el Señor, 
una morada fija para el Dios poderoso de Jacob. R/. 

Dios prometió a David 
—y el Señor no revoca sus promesas—: 
Pondré sobre tu trono 
a uno de tu propia descendencia. R/. 

Si tus hijos son fieles a mi alianza 
y cumplen los mandatos que yo enseñe, 
también ocuparán sus hijos 
tu trono para siempre. R/. 

Esto es así, porque el Señor 
ha elegido a Sión como morada: 
Aquí está mi reposo para siempre. 
Porque así me agradó, será mi casa. R/.

EVANGELIO
La misma medida que utilicen para tratar a los demás, se usará para tratarlos a ustedes.
Del santo Evangelio según san Marcos: 4, 21-25

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga".

Siguió hablándoles y les dijo: "Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará".
Palabra del Señor.



COMENTARIO

BEATO PABLO VI, PAPA DE 1963-1978 . EXHORTACIÓN APOSTÓLICA « EVANGELII NUNTIANDI » § 80.

LA LÁMPARA SOBRE EL CANDELERO.

El fervor de los grandes predicadores y evangelizadores cuya vida se entregó al apostolado, inspira nuestra llamada a evangelizar hoy... Ellos supieron sobrepasar muchos obstáculos a la evangelización; también nuestra época conoce numerosos obstáculos entre los cuales nos limitamos a mencionar la falta de fervor. Tanto más grave porque viene de dentro; se manifiesta en el cansancio y desencanto, la rutina y el desinterés, y sobre todo la falta de gozo y esperanza. Exhortamos, pues, a los que, por cualquier título o escalafón, tienen la tarea de evangelizar que alimenten el ellos el fervor del espíritu...

Conservemos el fervor del espíritu. Mantengamos el dulce y reconfortante gozo de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas (Sl 125,5). Que para nosotros –tal como lo fue para Juan Bautista, para Pedro y Pablo, para los demás apóstoles, para una muchedumbre de admirables evangelizadores a lo largo de la historia de la Iglesia- sea un impulso interior que nunca nadie ni nada pueda apagar. Que sea el gran gozo de nuestras vidas entregadas. Y que el mundo de nuestro tiempo que busca, tan pronto en la angustia, tan pronto en la esperanza, pueda recibir la Buena Noticia, no de evangelizadores tristes y descorazonados, impacientes o ansiosos, sino de ministros del Evangelio cuya vida irradia fervor, que son ellos mismos los primeros en recibir el gozo de Cristo, y aceptan poner en juego su vida para que el Reino sea anunciado y la Iglesia implantada en el corazón del mundo.






COMENTARIO

BEATA TERESA DE CALCUTA (1910-1997), FUNDADORA DE LAS HERMANAS MISIONERAS DE LA CARIDAD. NO HAY AMOR MÁS GRANDE, CAP. 67.

“SER LUZ DEL MUNDO” (MT 5,14)

Es posible que no sea capaz de fijar mi atención totalmente en Dios durante mi trabajo. Dios no me lo pide de ninguna manera. Con todo, yo puedo desear plenamente y procurar cumplir mi trabajo con Jesús y por Jesús. Hermosa tarea. Ésta es la que Dios quiere. Quiere que nuestra voluntad y nuestro deseo se dirijan a él, a nuestra familia, a nuestros hijos, a nuestros hermanos y a los pobres.

Cada uno de nosotros somos un instrumento pobre. Si observas la composición de un aparato eléctrico, encontrarás un ensamblaje de hilos grandes y pequeños, nuevos y gastados, caros y baratos. Si la corriente eléctrica no pasa a través de todo ello, no habrá luz. Estos hilos somos tú y yo. Dios es la corriente. Tenemos poder para dejar pasar la corriente a través de nosotros, dejarnos utilizar por Dios, dejar que se produzca luz en el mundo... o bien rehusar ser instrumentos y dejar que las tinieblas se extiendan.






COMENTARIO

BEATA TERESA DE CALCUTA (1910-1997), FUNDADORA DE LAS HERMANAS MISIONERAS DE LA CARIDAD. NO HAY AMOR MÁS GRANDE, CAP. 67. EL GOZO DEL DON.

«LA MEDIDA QUE USÉIS LA USARÁN CON VOSOTROS»

A Cristo, estando invisible, no le podemos mostrar nuestro amor; pero nuestros vecinos son siempre visibles y podemos hacer por ellos todo lo que, si Cristo estuviera visible, nos gustaría hacer por él.

Hoy, es el mismo Cristo el que está presente en aquellos que nadie necesita, en los que nadie emplea, que nadie cuida, que tienen hambre, que van desnudos, que no tienen hogar. Parece que son inútiles al Estado y a la sociedad; nadie tiene tiempo para emplear en ellos. Nos toca a nosotros, los cristianos, a vosotros y a mí, dignos del amor de Cristo si nuestro amor es verdadero, nos toca a nosotros ir a su encuentro, ayudarlos; están ahí para que les encontremos.

Trabajar por trabajar; este es el peligro que siempre nos amenaza. Es ahí que intervienen el respeto, el amor y la devoción a fin de que dirijamos nuestro trabajo a Dios, a Cristo. Y por eso intentamos hacerlo de la manera más bella posible.