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22 de junio de 2015


Lecturas y Evangelio del Día

LUNES DE LA SEMANA XII DEL TIEMPO ORDINARIO
FERIA


PRIMERA LECTURA
Abram partió de ahí, como se lo ha había ordenado el Señor.
Del libro del Génesis 12, 1-9

En aquellos días, dijo el Señor a Abram: "Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra".
Abram partió, como se lo había ordenado el Señor, y con él partió también Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Abram llevó consigo a Saray, su esposa, y a Lot, su sobrino, con todos los bienes que habían acumulado y los esclavos que habían adquirido en Jarán, y salieron en dirección a Canaán.
Llegaron a Canaán y Abram atravesó el país hasta la región de Siquem y llegó a la encina de Moré. Por entonces habitaban ahí los cananeos. El Señor se le apareció a Abram y le dijo: "A tu descendencia le voy a dar esta tierra". Entonces Abram edificó ahí un altar al Señor, que se le había aparecido.
De ahí pasó a las montañas, al oriente de Betel, y plantó su tienda entre las ciudades de Betel, al poniente, y de Ay, al oriente. También ahí le construyó un altar al Señor e invocó su nombre. Luego se fue trasladando por etapas hacia el sur.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 32, 12-13. 18-19. 20.22
R/. En el Señor está nuestra esperanza.

Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
dichoso el pueblo que escogió por suyo.
Desde el cielo el Señor, atentamente,
mira a todos los hombres. R/.

Cuida el Señor de aquellos
que lo temen y en su bondad confían;
los salva de la muerte
y en épocas de hambre les da vida. R/.

En el Señor está nuestra esperanza,
pues Él es nuestra ayuda y nuestro amparo.
Muéstrate bondadoso con nosotros,
puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.


EVANGELIO
Sácate primero la viga que tienes en el ojo.
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 1-5

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.
¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano: 'Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo', cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo".
Palabra del Señor.



COMENTARIO

BEATO TOMÁS DE KEMPIS. IMITACIÓN DE CRISTO, TRATADO ESPIRITUAL DEL SIGLO XV, LIBRO II, C. 3

“NO JUZGUÉIS Y NO SERÉIS JUZGADOS”

Tú sabes excusar y disimular muy bien tus faltas, y no quieres oír las disculpas ajenas.

Más justo sería que te acusases a ti y excusases a tu hermano.

Sufre a los otros si quieres que te sufran.

Mira cuán lejos estás aún de la verdadera caridad y humildad, la cual no sabe desdeñar y airarse sino contra sí.

No es mucho conversar con los buenos y mansos, pues esto a todos da gusto naturalmente; y cada uno de buena gana tiene paz, y ama a los que concuerdan con él.

Pero poder vivir en paz con los duros, perversos y mal acondicionados, y con quien nos contradice, grande gracia es, y acción varonil y loable.

El que sabe mejor padecer, tendrá mayor paz. Éste es el vencedor de sí mismo y señor del mundo, amigo de Cristo y heredero del cielo.






COMENTARIO

BEATA TERESA DE CALCUTA (1910-1997), FUNDADORA DE LA HERMANAS MISIONERAS DE LA CARIDAD. NADIE TIENE AMOR MÁS GRANDE.

«LA MEDIDA QUE USÉIS LA USARÁN CON VOSOTROS»

Existen diversos medicamentos y tratamientos según cada enfermedad. Pero sin una mano dulce dispuesta a servir y un corazón generoso dispuesto a amar, no creo se pueda curar esta terrible enfermedad que es la falta de amor.

Ninguno de entre nosotros tiene el derecho de condenar nada. Y eso a pesar de ver a alguien que cae sin comprender el porque. ¿No es cierto que Jesús nos invita a no juzgar? Es posible que nosotros mismos hayamos colaborado a que esas personas sean como son. Hemos de comprender que son hermanos y hermanas nuestros. Ese leproso, ese borracho, ese enfermo son nuestros hermanos porque también ellos han sido creados para un amor más grande. No deberíamos olvidarlo jamás. El mismo Jesucristo se identifica con ellos cuando dice: «Lo que hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40). Es posible que estas personas se encuentren en la calle, con falta de todo amor y de todo cuidado porque hemos rechazado ayudarles, darles nuestro cariño. Seamos mansos, infinitamente suaves con el pobre que sufre. ¡Comprendemos tan poco lo que está viviendo! Lo más difícil es no sentirse aceptado.