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6 de noviembre de 2017


Lecturas de la Santa Misa

LUNES DE LA SEMANA XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO
FERIA



PRIMERA LECTURA
Dios ha permitido que todos cayéramos en la rebeldía, para manifestarnos a todos su misericordia.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 11, 30-36
Hermanos: Así como ustedes antes eran rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su misericordia con ocasión de la rebeldía de los judíos, en la misma forma, los judíos, que ahora son los rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes alcanzarán la misericordia de Dios, también ellos la alcanzarán. En efecto, Dios ha permitido que todos cayéramos en la rebeldía, para manifestarnos a todos su misericordia. ¡Qué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué impenetrables son sus designios e incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás el pensamiento del Señor o ha llegado a ser su consejero? ¿Quién ha podido darle algo primero, para que Dios se lo tenga que pagar? En efecto, todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y todo está orientado hacia él. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 68, 30-31. 33-34. 36-37.
R/. A ti, Señor, elevo mi plegaria.

Mírame, Señor, enfermo y afligido;
defiéndeme y ayúdame, Dios mío.
En mi cantar exaltaré tu nombre,
proclamaré tu gloria, agradecido. R/.

Se alegrarán al verlo los que sufren;
quienes buscan a Dios tendrán más ánimo,
porque el Señor jamás desoye al pobre,
ni olvida al que se encuentra encadenado. R/.

Ciertamente el Señor salvará a Sión,
reconstruirá a Judá;
la heredarán los hijos de sus siervos,
quienes aman a Dios la habitarán. R/.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO     Jn 8, 31. 32
R. Aleluya, aleluya.
Si se mantienen fieles a mi palabra, dice el Señor, serán verdaderamente discípulos míos y conocerán la verdad. R/.

EVANGELIO
No invites a tus amigos, sino a los pobres.
Del santo Evangelio según san Lucas: 14, 12-14

En aquel tiempo, Jesús dijo al jefe de los fariseos que lo había invitado a comer: "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos".
Palabra del Señor.



COMENTARIO

SAN GREGORIO NACIANCENO (330-390), OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA. SERMÓN SOBRE EL AMOR A LOS POBRES; PG 35, 858

INVITA A LOS POBRES

Dios, emocionado por el gran desamparo del hombre, le dio la Ley y los profetas, después de haberle dado la ley no escrita de la naturaleza (cf Rm 1,26); finalmente, él mismo se entregó para la vida del mundo. Nos entregó a los apóstoles, evangelistas, doctores, pastores, curaciones, prodigios. Nos devolvió a la vida, destruyó a la muerte, triunfó sobre el que nos había vencido, nos dio la Alianza prefigurativa, la Alianza de verdad, los carismas del Espíritu Santo, el misterio de la salvación nueva...

Dios nos colma de bienes espirituales, si queremos recibirlos: no vaciles en ayudar a los que lo necesitan. Da sobre todo al que te pide, y hasta antes de que te pida, dando incansablemente limosna de la doctrina espiritual... A falta de estos dones, proponle por lo menos servicios más modestos: dale de comer, ofrécele viejos vestidos, abastécele de medicinas, venda sus heridas, pregúntale por sus dificultades, enséñale la paciencia. Acércate sin temor. Ningún peligro te hará daño ni te contagiarás de sus enfermedades... Apóyate en la fe; que la caridad triunfe ante tus reticencias... No engañes a tus hermanos, no permanezcas sordo a sus llamadas, no los evites. Sois miembros de un mismo cuerpo (1Co 12,12s), aunque esté quebrantado por la maldad; igual que a Dios, "a ti se encomienda el pobre" (Sal. 9,35 Vulg).





COMENTARIO

SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS (1873-1897), CARMELITA DESCALZA, DOCTORA DE LA IGLESIA. MANUSCRITO AUTOBIOGRÁFICO C, 28 R°-V°

“SERÁS BIENAVENTURADO PORQUE ELLOS NO TE PUEDEN PAGAR”

He observado (y es muy natural) que las hermanas más santas son también las más queridas. Se busca su conversación, se les hacen favores sin que los pidan… Por el contrario, a las almas imperfectas no se las busca; se las trata, ciertamente, conforme a las reglas de la educación religiosa; pero, por miedo a decirles alguna palabra menos delicada, se evita su compañía…

Y ésta es la conclusión que yo saco: en la recreación y en la licencia, debo buscar la compañía de las hermanas que peor me caen y desempeñar con esas almas heridas el oficio de buen samaritano.

Una palabra, una sonrisa amable, bastan muchas veces para alegrar a un alma triste.

Pero no quiero en modo alguno practicar la caridad con este fin, pues sé muy bien que pronto cedería al desaliento: una palabra dicha con la mejor intención puede ser interpretada completamente al revés.

Por eso, para no perder el tiempo, quiero ser amable con todas (y especialmente con las hermanas menos amables) por agradar a Jesús y seguir el consejo que él da en el Evangelio, poco más o menos en estos términos: “Cuando des un banquete, no invites a tus parientes ni a tus amigos, porque corresponderán invitándote y así quedarás pagado. Invita a pobres, cojos, paralíticos; dichoso tú, porque no pueden pagarte: tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará”. ¿Y qué banquete puede ofrecer una carmelita a sus hermanas sino un banquete espiritual compuesto de caridad atenta y gozosa?

Yo no conozco ningún otro, y quiero imitar a san Pablo, que se alegraba con los que estaban alegres. Es cierto que también lloraba con los tristes, y que las lágrimas han de aparecer también algunas veces en el banquete que yo quiero servir; pero siempre intentaré que al final esas lágrimas se conviertan en alegría, pues el Señor ama a los que dan con alegría.





COMENTARIO

SAN BRUNO DE SEGNI, (1047 – 18 DE JULIO DE 1123), OBISPO DE SEGNI Y ABAD DE MONTECASSINO. SOBRE EL EVANGELIO DE LUCAS, N. 1,14: PL 165, 406-407

UNA BODA QUE SE CELEBRA CADA DÍA

El Señor fue invitado a un banquete de boda. Observando a los invitados… les contó esta parábola, que incluso tomada en su sentido literal, es muy útil y necesaria a todos los que desean ser tenidos en consideración por los demás o tienen miedo de ser tenidos en poco…

Pero, como esta historia es una parábola, encierra en si un significado que rebasa su sentido literal. Miremos, pues, de qué boda se trata y quiénes son los invitados a la boda. Esta boda se realiza cada día en la Iglesia. Cada día el Señor celebra sus bodas, porque cada día él se une a las almas fieles en su bautismo o en su traspaso de este mundo al reino de los cielos. Y nosotros, los que hemos recibido la fe en Jesucristo y el sello del bautismo, estamos invitados a sus bodas. Una mesa está preparada para nosotros, de la cual dice la Escritura: “Preparas una mesa ante mí enfrente de mis enemigos.” (Sal 22,5) Encontramos en la mesa los panes de la propiciación, el ternero cebado, el Cordero que quita los pecados del mundo. En esta mesa se nos ofrece el pan vivo bajado del cielo y el cáliz de la Alianza Nueva. Aquí se nos presentan los evangelios y las cartas de los apóstoles, los libros de Moisés y de los profetas que son como manjares llenos de todas las delicias.

¿Qué más podríamos desear? ¿Por qué escogeríamos los primeros sitios? Sea cual fuera el sitio que ocupemos, tenemos de todo en abundancia y no nos falta nada.