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21 de enero de 2016


Lecturas y Evangelio del Día

Santa Inés, virgen
MEMORIA


PRIMERA LECTURA
Saúl quería matar a David.
Del primer libro de Samuel: 18, 6-9; 19,1-7

En aquellos días, cuando David regresaba de haber matado al filisteo, las mujeres de todos los poblados salieron a recibir al rey Saúl, danzando y cantando al son de tambores y panderos, y dando grandes gritos de alegría. Al danzar, las mujeres cantaban a coro:

"Mató Saúl a mil, pero David a diez mil."

A Saúl le cayeron muy mal esas palabras y se enojó muchísimo y comentó: "A David le atribuyen diez mil, y a mí tan sólo mil. Lo único que le falta es ser rey". Desde entonces, Saúl miraba a David con rencor.

Un día, Saúl comunicó a su hijo Jonatán y a sus servidores que había decidido matar a David. Pero Jonatán quería mucho a David y le dijo a éste: "Mi padre Saúl trata de matarte. Cuídate, pues, mucho, mañana por la mañana. Retírate a un lugar seguro y escóndete. Yo saldré con mi padre por el campo donde tú estés y le hablaré de ti; veré qué piensa y te lo avisaré".

Habló entonces Jonatán a su padre en favor de David y le dijo: "No hagas daño, señor mío, a tu siervo David, pues él no te ha hecho ningún mal, sino grandes servicios. Arriesgó su vida para matar al filisteo, con lo cual el Señor dio una gran victoria a todo Israel. Tú mismo lo viste y te alegraste. ¿Por qué, pues, quieres hacerte reo de sangre inocente, matando a David sin motivo?" Al oír esto, se aplacó Saúl y dijo: "Juro por Dios que David no morirá".

Entonces Jonatán llamó a David y le contó lo sucedido. Luego lo condujo ante Saúl, y David continuó a su servicio, como antes.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 55, 2-3. 9-10ab. 10c-11. 12-13
R/. En el Señor confío y nada temo.

Tenme piedad, Señor, porque me acosan,
me persiguen y atacan todo el día;
me pisan sin cesar mis enemigos;
innumerables son los que me hostigan. R/.

Toma en cuenta, Señor, todos mis pasos
y recoge mis lágrimas.
Que cuando yo te invoque,
el enemigo se bata en retirada. R/.

Yo sé bien que el Señor está conmigo;
por eso en Dios, cuya promesa alabo,
sin temor me confío.
¿Qué hombre ha de poder causarme daño? R/.


EVANGELIO
Los espíritus inmundos gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.
Del santo Evangelio según san Marcos: 3, 7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.

Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto de aplastarlo.

En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.
Palabra del Señor.



COMENTARIO

SAN JUAN XXIII (1881-1963), PAPA. DIARIO DEL ALMA, 29/11/1940.

“LO SEGUÍAN MULTITUDES VENIDAS DE GALILEA, DECÁPOLIS, JERUSALÉN, JUDEA, Y TRANSJORDANIA”

“Señor, ábreme los labios y mi boca proclamará tu alabanza.” (Sal 50,17)

Cuando uno advierte que estas palabras son proclamadas cada día a la hora de la alabanza matutina en nombre de la Iglesia que ora por ella misma y por el mundo entero, por miles y cientos de miles de bocas implorando esta gracia, nuestra visión se ensancha y se completa. Es la Iglesia que se anuncia, no como un monumento histórico del pasado, sino como una institución viva. La Santa Iglesia no es como un palacio que se construye en un año. Es una ciudad grande que contiene el universo entero. “La montaña de Sión está fundada sobre la alegría de toda la tierra; la ciudad del gran Rey se extiende hacia el Norte.” (Sal 47,3 Vulgata)

La fundación de la Iglesia se comenzó hace veinte siglos y sigue realizándose. Se extiende a toda la tierra hasta que el nombre de Cristo sea adorado en todas partes. A medida que prosigue su construcción, los nuevos pueblos a quienes es anunciado el nombre de Cristo exultan de gozo: “Los pueblos se alegran por el gozoso anuncio.” (cf Hch 13,48) Es bello pensar en esto, edificante para todo presbítero que recita su breviario: cada uno tiene que comprometerse a fondo en la construcción de esta Iglesia santa. nnnnEl que se dedica a la predicación, en calidad de mensajero del evangelio, diga al Se￱or: “Señor, ábreme los labios y mi boca proclamará tu alabanza.” (Sal 50,17) El que no es misionero, que desee ardientemente cooperar en la gran tarea de la misión. Y cuando salmodia en privado, solo en su celda, que diga también: “Señor, ábreme los labios.” Porque, por la comunión en la caridad debe considerar como suya toda lengua que anuncia el evangelio en aquel momento, siendo el evangelio la suprema alabanza divina.






COMENTARIO

SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO (1696-1787), OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA 5º SERMÓN PARA LA NOVENA DE NAVIDAD

«TODOS LOS QUE SUFRÍAN DE ALGO SE LE ECHABAN ENCIMA PARA TOCARLO»

«Decid a los cobardes de corazón: Sed fuerte, no temáis... el mismo Dios vendrá a salvaros» (Is 35,4). Se ha realizado esta profecía: que me esté permitido, pues, dar ahora gritos de alegría: ¡Alegraos, hijos de Adán, alegraos; lejos de vosotros todo desánimo! Viendo vuestra debilidad e impotencia para resistir a tantos enemigos «desterrad de vosotros todo temor, Dios mismo vendrá y os salvará». ¿Cómo vino él mismo y os ha salvado? Dándoos la fuerza necesaria para hacer frente y superar todos los obstáculos para vuestra salvación. ¿Y cómo el Redentor os ha procurado esta fuerza? Siendo fuerte y todopoderoso, se hizo débil; cargó sobre él nuestra debilidad, y nos comunicó su fuerza...

Dios es todopoderoso: «Señor, gritaba Isaías, ¿quién resistirá la fuerza de tu brazo?» (40,10)... Pero las heridas que el pecado provocó en el hombre lo debilitaron de tal manera que se quedó incapaz de resistir a sus enemigos. ¿Qué es lo que ha hecho el Verbo eterno, la Palabra de Dios? De fuerte y todopoderoso que era, se hizo débil; se revistió de la debilidad corporal del hombre para procurar al hombre, a través de sus méritos, la necesaria fuerza de alma...; se hizo niño... Finalmente, al término de su vida, en el Huerto de los Olivos cargó con vínculos de los que no se pudo desprender. En el pretorio, fue atado a una columna para ser flagelado. Después, con la cruz sobre sus hombros, faltado de fuerzas, cae a menudo a lo largo del camino. Clavado en la cruz, no puede liberarse... ¿Somos débiles nosotros? Pongamos toda nuestra confianza en Jesucristo y lo podremos todo: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» decía el apóstol Pablo (Flp 4,13). Todo lo puedo, no por mis propias fuerzas, sino con las que me han obtenido los méritos de mi Redentor.






COMENTARIO

SAN IRENEO DE LIÓN (HACIA 130-208) OBISPO Y MÁRTIR, DOCTOR DE LA IGLESIA. DEMOSTRACIÓN DE LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA, 92-95.

«MUCHA GENTE, AL ENTERARSE DE LAS COSAS QUE HACÍA, ACUDÍA A ÉL»

En el profeta Isaías se dice que, el mismo Verbo, la Palabra de Dios, dice que él debía manifestarse viviendo entre nosotros –en efecto, el Hijo de Dios se hizo hijo del hombre- y dejarse encontrar por nosotros al cual no conocíamos anteriormente: «Me he hecho encontradizo de quienes no preguntaban por mí; me he dejado hallar de quienes no me buscaban. Dije: «Aquí estoy, aquí estoy» a gente que no invocaba mi nombre» (Is 65,1)... Es ese mismo el sentido de lo que dijo Juan Bautista: «Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras» (Mt 3,9). En efecto, después de haber sido arrancados, por la fe, del culto a unas piedras, nuestros corazones ven a Dios y se hacen hijos de Abrahán que fue justificado por la fe...

El Verbo de Dios se encarnó y planto su tienda entre nosotros, según nos lo dice Juan, su discípulo (Jn 1,14). Gracias a él, y por la nueva vocación, cambió el corazón de los paganos. Desde entonces la Iglesia da mucho fruto en aquellos que se salvan; y ya no es un intercesor como Moisés, ni un mensajero como Elías, sino el mismo Señor el que nos salva dando a la Iglesia más hijos que los antiguos a la sinagoga, tal como lo había predicho Isaías diciendo: «Alégrate, la estéril que no dabas a luz» (Is 54,1 ; Ga 4,27)... Dios encuentra su felicidad dando su heredad a las naciones insensatas, a los que no formaban parte de la ciudad de Dios y ni tan sólo sabían quien era Dios. Ahora que, gracias a esta llamada, se nos ha dado la vida y que Dios nos ha conducido hasta llevar en nosotros la fe de Abrahán a su plenitud, no debemos volver atrás, quiero decir a la primera legislación, porque hemos recibido al Señor de la Ley, al Hijo de Dios, y, por la fe en él, aprendemos a amar a Dios con todo nuestro corazón y al prójimo como a nosotros mismos.