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19 de junio de 2015


Lecturas y Evangelio del Día

VIERNES DE LA SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO
FERIA


PRIMERA LECTURA
Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios 11, 18. 21-30

Hermanos: Ya que otros presumen de cosas humanas, yo también voy a presumir de ellas. Porque de cualquier cosa que alguien presume, aunque sea una insensatez lo que digo, también yo puedo presumir.
¿Ellos presumen de que son hebreos? Yo también lo soy. ¿De que son israelitas? Yo también lo soy. ¿De qué son descendientes de Abraham? Yo también lo soy. ¿De qué sirven a Cristo? Es una locura decirlo, pero yo lo sirvo más: yo les gano en fatigas y cárceles; y les gano por mucho en azotes y en peligros de muerte.
Cinco veces me han dado los judíos los treinta y nueve azotes. Otras tres veces me han azotado con varas y una vez me han apedreado. He naufragado tres veces y me he pasado un día y una noche perdido en el mar. He viajado sin descanso y me he visto en peligros en los ríos y entre ladrones; peligros por parte de los de mi raza y por parte de los paganos; peligros en las ciudades y en despoblado, en el mar y entre falsos hermanos. He andado muerto de cansancio; he pasado muchas noches sin dormir, con hambre y sed; muchos días sin comer, con frío y sin ropa.
Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas. ¿Quién se enferma en ellas sin que yo no me enferme? ¿Quién cae en pecado sin que yo no me consuma de dolor? Si se trata de presumir, presumiré de mis debilidades.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7
R/. El Señor libra al justo de todas sus angustias.

Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.

Proclamemos la grandeza del Señor
y alabemos todos juntos su poder.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todos mis temores. R/.

Confía en el Señor y saltarás de gusto,
jamás te sentirás decepcionado,
porque el Señor escucha el clamor de los pobres
y los libra de todas sus angustias. R/.


EVANGELIO
Donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón.
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón.
Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!"
Palabra del Señor.



COMENTARIO

SAN BASILIO (HACIA 330- 379), MONJE Y OBISPO DE CESAREA DE CAPADOCIA, DOCTOR DE LA IGLESIA. HOMILÍA SOBRE LA CARIDAD: PG 31, 266 - 267; 275

«NO OS HAGÁIS TESOROS EN LA TIERRA»

¿Por qué tanto atormentarte y tanto esfuerzo para poner tu riqueza a salvo detrás de la argamasa y ladrillos? «Más vale buen nombre que muchas riquezas» (Pr. 22,1). Amas el dinero por la consideración que te procura. Sueñas que serás considerado mucho más si puedes ser llamado el padre, el protector de millares de niños, que si guardas millares de piezas de oro en tus sacos. Quieras que no un día tendrás que abandonar tu dinero; por el contrario, la gloria de todo el bien que habrás hecho podrás llevártela contigo al presentarte ante el soberano Señor, cuando todo un pueblo, apresurándose a defenderte ante el común juez, te llamará con los nombres de aquellos que dirán que les has alimentado, les has asistido, has sido bueno con ellos. Cuán agradecido estarás, feliz y orgulloso del honor que te hacen: no eres tú quien debe ir a importunarles a su puerta, son los otros que se presentan ante la tuya.

Pero en este momento te entristeces, no se te puede decir nada, huyes los encuentros por miedo a tener que dejar algo de lo que tan celosamente guardas. Y no sabes decir otra cosa: «No tengo nada, no os daré nada porque soy pobre». En realidad eres pobre, pobre de todo: pobre de amor, pobre de bondad, pobre de confianza en Dios, pobre de esperanza eterna.






COMENTARIO

SAN VICENTE DE PAÚL (1581-1660), PRESBÍTERO, FUNDADOR DE LA CONGREGACIÓN DE LA MISIÓN Y LAS HIJAS DE LA CARIDAD. CONFERENCIA SOBRE LA INDIFERENCIA, 16 DE MAYO 1659

«ALLÍ DONDE ESTÁ TU TESORO, ALLÍ ESTÁ TU CORAZÓN»

¿Dónde está el corazón del amante? En la cosa que ama: por consiguiente, allí donde está nuestro amor, allí es donde nuestro corazón permanece cautivo. No puede salir de allí, no puede elevarse más alto, no puede ir ni a derecha ni a izquierda; vedle parado. Allí donde está el tesoro del avaro, allí tiene su corazón; allí donde está nuestro corazón, éste es nuestro tesoro.

¡Y qué! Una nonada, una imaginación, una palabra seca que alguien nos ha dicho, una falta de acogida gratuita, un pequeño rechazo, el solo pensamiento de que alguien no cuenta con nosotros...¡todo esto nos hiere y nos indispone hasta el punto de no poder curar! El amor propio ataca a estas heridas imaginarias, no sabemos salir de ellas, estamos siempre metidos en ellas y ¿por qué? Porque estamos cautivos de esta pasión. ¿Qué es lo que nos hace cautivos? ¿Estamos en «la libertad de los hijos de Dios»? (Rm 8,21) ¿O estamos atados a los bienes, a las comodidades, a los honores?

Oh Salvador, nos habéis abierto la puerta de la libertad, enseñadnos a encontrarla. Hacednos conocer la importancia de esta sinceridad, haced que recurramos a vos para llegar a ella. Iluminadnos, mi Salvador, para ver a qué cosas estamos atados, y metednos, por favor en la libertad de los hijos de Dios.