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2 de septiembre de 2014


Lecturas y Evangelio del Día

MARTES DE LA SEMANA 22 DEL TIEMPO ORDINARIO

FERIA

PRIMERA LECTURA

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 2, 10-16

El hombre espiritual puede juzgar correctamente todo.

Hermanos: El Espíritu conoce perfectamente todo, hasta lo más profundo de Dios. En efecto, ¿quién conoce lo que hay en el hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Del mismo modo, nadie conoce lo que hay en Dios, sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que conozcamos las gracias que Dios nos ha otorgado. De estas gracias hablamos, no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu y con las cuales expresamos realidades espirituales en términos espirituales.

El hombre, con su sola inteligencia, no puede comprender las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son una locura; no las puede entender porque son cosas que sólo se comprenden a la luz del Espíritu. Pero el hombre iluminado por el Espíritu puede juzgar correctamente todas las cosas, y nadie que no tenga el Espíritu lo puede juzgar correctamente a él. Por eso dice la Escritura: ¿Quién ha entendido el modo de pensar del Señor; como para que pueda darle lecciones? Pues bien, nosotros poseemos el modo de pensar de Cristo.

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 144

R/. El Señor es justo y bondadoso.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y generoso para perdonar.
Bueno es el Señor para con todos
y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/.

Que te alaben, Señor, todas tus obras
y que todos tus fieles te bendigan.
Que proclamen la gloria de tu reino
y den a conocer tus maravillas. R/.

Que muestren a los hombres tus proezas,
el esplendor y la gloria de tu reino.
Tu reino, Señor, es para siempre,
y tu imperio, por todas las generaciones. R/.

El Señor es siempre fiel a sus palabras
y bondadoso en todas sus acciones.
Da su apoyo el Señor al que tropieza
y al agobiado alivia. R/.


EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas: 4, 31-37

Sé que tú eres el Santo de Dios.

En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.

Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: "¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios".

Pero Jesús le ordenó: "Cállate y sal de ese hombre". Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen". Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

Palabra del Señor.




COMENTARIO

BALDUINO DE FORD (HACIA 1190) ABAD CISTERCIENSE TRATADO 60

«SU PALABRA ESTABA LLENA DE AUTORIDAD»

«La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo» (Hb 4, 12). Toda la grandeza y fuerza y sabiduría de la Palabra de Dios, mírala aquí por estas palabras que el Apóstol muestra a aquellos que buscan a Cristo, Palabra, fuerza y sabiduría de Dios... Esta Palabra estaba al comienzo cerca del Padre, eterno con él (Jn 1,1). Ella fue revelada en su tiempo a los apóstoles, anunciada por ellos y recibida humildemente por el pueblo de los creyentes....

Ella, ésta Palabra, es viva, a quien el Padre ha dado tener vida en sí misma, como él mismo la posee (Jn 5, 26). Además no es solamente viva, sino que es la vida misma, como está escrito: «Yo soy la vida, la verdad y el camino»(Jn 14,6). Y ya que ella es la vida, está viva y vivificante, pues «como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así el Hijo da la vida al que quiere»(Jn 5,21). Ella es vivificante cuando llama a Lázaro salir de su tumba y le dice: «Sal»(Jn 11,43). Cuando esta Palabra es proclamada, la voz que la pronuncia resuena al exterior con una fuerza que atraviesa el interior, hace revivir a los muertos, y (despertando la fe) suscita verdaderos hijos de Abrahán (Mt 3, 9). Sí, esta Palabra, es viviente, en el corazón del Padre en la boca del que la proclama, en el corazón del que cree y ama.